En el capítulo Regla de tontos, de la mundialmente famosa y sensacional serie animada Bob Esponja, Patricio es, sorprendentemente, nombrado rey sin más motivo que una repentina aparición de un antepasado que pertenecía a la nobleza y que, siguiendo una misteriosa línea sucesoria, otorga los poderes de reinado de la comarca a la estrella rosa. Es entonces cuando comienza a cundir el terror entre los habitantes de Fondo de Bikini, quienes asisten impotentes a toda una demostración de descontrol y abuso de poder por parte del nuevo gobernante, quien no sólo no está dispuesto a servir a su pueblo sino que además es capaz de sembrar una cruenta dictadura que acaba incluso en la expropiación injustificada de todo tipo de bienes a los ciudadanos.
Más allá de lo maravilloso de ver a un Patricio totalmente desatado, el episodio nos enseña cómo el poder absoluto, incluso en las manos más aparentemente adecuadas (en este caso un personaje incapaz en un principio de hacer el mal y lleno de bondad, aunque, eso sí, seriamente incapacitado y muy poco dotado de inteligencia), puede convertirse en un arma incontrolada capaz de conducir al caos incluso al pueblo más apacible.