El comienzo de Lost Highway (Carretera Perdida, David Lynch, 1997) es un paisaje nocturno, un plano oscuro. Cuando la canción de David Bowie empieza a atronar ya podemos deducir que nos encontramos en una carretera. La repetición continua de figuras (las marcas de pintura del asfalto), lo cerrado del plano y la escasísima profundidad de campo recuerdan a una escena onírica, cargada de una ilógica propia de una pesadilla. El I'm deranged de Bowie adorna de forma perfecta la sensación de desenfreno de la enloquecida escena. Lynch sabe que una carretera fantasmal de noche es un potentísimo símbolo de misterio: las imágenes de la entrada a Twin Peaks o la ascensión a la colina de Mulholland Drive pueden ser perfectamente las fotografías de ambas obras.
La frenética escena de créditos de Lost Highway termina como empezó: una recta interminable y unas luces. Nada más. "Dick Laurent is dead".
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